«No dejé de ver cosas, pero si evité mencionarlas o marcarlas. Mientras tanto, me salió pelo en todas partes, me volví especialista en mis defectos y aprendí a esconderme más y mejor dentro de mí mismo. El miedo al ridículo y las ganas de impresionar son los peores enemigos de la creatividad y mi caso en nada fue excepcional.»
Fragmento de El Esquinista. Laia Jufresa.